El turismo ecológico o ecoturismo privilegia la sustentabilidad, la preservación y la apreciación del medio (tanto natural como cultural) que acoge a los viajantes.

Por lo general el turismo ecológico se promueve como un turismo “ético”, en el cual también se presume como primordial el bienestar de las poblaciones locales.
El auge del ecoturismo en el mundo es una gran oportunidad para las comunidades indígenas, que pueden aportar un valor propio gracias a su conocimiento del entorno y su íntima relación con la naturaleza. En Ecuador y en Bolivia son cada vez más las comunidades indígenas que se dedican a hacer descubrir las riquezas naturales, históricas y culturales de su región y de su pueblo.
Estas actividades les permiten reforzar su identidad como pueblos originarios, revalorizar sus conocimientos y su cosmovisión, conservar su patrimonio, desarrollar sus comunidades de manera sostenible y crear nuevas oportunidades de trabajo para los jóvenes en el área rural… Asimismo el turismo es para ellos una manera de acercarse a las realidades internacionales.
El turismo permite dinamizar actividades como la artesanía y los servicios a los viajeros (alojamiento, alimentación, servicio de guía o transporte) que complementan las actividades tradicionales de producción agropecuaria y permiten mejorar la calidad de vida en el campo.

